Una nave industrial.
Un concierto.
Mucha gente.
En el centro
una chica.
Pelo alborotado y envidiado.
Cuerpo de bocado constante.
Tacones rojos.
No hay nadie para ella.
LLeva incorporada una ciencia.
La ciencia de la danza.
Su cuerpo se contonea.
Estilo no le falta.
Sus corazas las ha dejado
por unas horas.
Está con su más fiel compañero.
Ella misma.
Toda ella inmersa en su mundo.
Baila.
Se quiere.
Descubre que tiene
delicias en su cuerpo.
Su movimiento se lo demuestra.
Es plena por unas horas.
Se ha desnudado.
Hoy la chica tiene otro color.
Un color que es intransferible.
El suyo.
Escrito por María del Río.
sábado, 19 de diciembre de 2009
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