Una Ciudad.
Barcelona.
Una niña de 3 años.
LLora.
Con ganas.
Una niña guerrera.
Sus padres la oyen.
Dejan que pare de llorar.
Estrategia común
de ciertos padres.
Al cabo de un rato largo
ya no la oyen.
Paradójicamente
acuden.
Ahora están preocupados.
Llegan a la habitación.
Lloran.
Pero de emoción.
Lo que ven
es algo para no olvidar.
Su hijo de 6 años
le está dando el biberón
a las 5 de la mañana.
Y habla a la niña con la "z".
A su niña.
Le dice que tiene que portarse bien.
Que los papás tienen que descansar.
Y que no puede ser tan traviesa.
El niño no nota la presencia de ellos.
Los padres no salen de su asombro.
Y la niña de 3 años
a día de hoy tampoco.
Él es mi hermano y lo vale.
Mucho.
Escrito por María del Río.
sábado, 19 de diciembre de 2009
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Ella otra vez nos "sulibeya" con sus llanas, cercanas y acogedoras palabras. Grácias.
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