Una Silueta.
De belleza inacabable.
Estirada
en una cama amplia.
Ese colchón
adoraba
su espalda.
Dormía.
Y soñaba.
En el sueño
tenía vértigo.
Y es que
la humedad
y el mar
estaban presentes.
Soñaba
con una ciudad.
Barcelona.
Ciudad de encanto.
Pero esa ciudad
pedía algo.
Pedía
esa silueta.
Cuando
despertó
no se lo creía.
No era una Película.
Ni un sueño.
La Película de su vida
le había trasladado
a ese mar.
Y es que
iba a ser
unos de los mejores
Rodajes de su Vida.
Escrito por María del Río.
sábado, 2 de enero de 2010
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