Una habitación.
Una canción.
No podía ser otra
que la de
"Cymbal Rush" de Thom Yorke.
Una fantasía.
La de él.
Una montaña de recuerdos.
Unos pies descalzos
para sentirse
más en tierra firme
y no desviarse.
Un teléfono.
Una llamada.
Una niña
que le pedía auxilio.
Era "La Niña de la Gorra".
Él
no lo pensó.
Acudiría
en su busca
con
vino
por supuesto.
Todo en blanco y negro.
Como a ella le gustaba.
Y es que
en el fondo
y en la superficie
este catalán
le ofreció
unos inicios
en Madrid
inolvidables.
Escrito por María del Río.
Una canción.
No podía ser otra
que la de
"Cymbal Rush" de Thom Yorke.
Una fantasía.
La de él.
Una montaña de recuerdos.
Unos pies descalzos
para sentirse
más en tierra firme
y no desviarse.
Un teléfono.
Una llamada.
Una niña
que le pedía auxilio.
Era "La Niña de la Gorra".
Él
no lo pensó.
Acudiría
en su busca
con
vino
por supuesto.
Todo en blanco y negro.
Como a ella le gustaba.
Y es que
en el fondo
y en la superficie
este catalán
le ofreció
unos inicios
en Madrid
inolvidables.
Escrito por María del Río.
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