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lunes, 5 de abril de 2010

Bajo el Sindrome de Riley-Day

Ella

subió

con la Escalera.

Y llegó

a los tejados más antiguos

de toda la Ciudad.

Quizás

una de las ciudades más hermosas.

La Lluvia

quiso acompañarla ese día.

El viento también

le acompañó.

Era un día gris

en todos los aspectos

y parecía no remontar.

Pero a ella

no le importaba.

Veía belleza en él.

Y es que sufría

el Síndrome de Riley-Day.

Afortunadamente

no sufría todos los síntomas.

Pero uno de ellos sí.

Un síntoma

que nos vendría bien a todos

en determinados momentos.

La incapacidad para sentir Dolor.

Ahora bien.

Sería bueno sólo en cortos espacios de tiempo.

Y es que si se se tiene dolor

es que sientes y padeces.

Y eso forma parte de la Vida.

A ella

esa incapacidad momentánea le vino bien.

Pero en su sueño.

Porque fue un sueño.

Escrito por María del Río.


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