El otro día volví a preguntarme algo.
¿Vale la pena ser politicamente correctos?
Mi respuesta os la daré al final después de contaros varias situaciones.
Estaba en un local y me quedé sorprendida de la reacción de dos chicas al ver bailar a otra.
Decían "quiere llamar la atención", "Está haciendo el ridículo ", "Como
no es mona tiene que hacer algo para que la miren" entre risas y
miradas invasivas.
La chica que
bailaba no se dio cuenta de todo esto. Y creo firmemente que si se
hubiera percatado de esta embarazosa situación, habría seguido bailando
sin más. La verdad es que yo sentía envidia por esta chica. Se la veía
disfrutar sin que lo demás le importara. Y bailaba y bailaba sin parar.
Mirando a esta chica y a las otras dos me pregunté eso.
¿Acaso bailar como uno quiere es ser politicamente incorrecto? Parece
ser que sí. Y lo políticamente correcto es criticar al prójimo sin
darse cuenta uno mismo que lo que tiene no es vergüenza de esa persona,
sino de uno mismo por vivir encorsetado hasta para salir por la noche.
¿Cuántas veces al día somos excesivamente "correctos"? Infinidad de
veces. Pero a mi parecer, creo que estamos equivocados. Nos han
inculcado que lo correcto es la opción de vida más acertada sin darnos
cuenta que por poner un ejemplo, que tu jefe te mire por encima del
hombro y te hable mal y tú lo consientas, ¿es ser politicamente
correcto?.
Parece ser que si.
A mi me gustaría ir por la calle y
poder expresarme tal y como soy. Ver algo que me gusta y decirlo (a
veces lo hago) pero parece ser que eso está mal visto y te tachan de
loco.
Eso sí, está bien y es correcto que se cometan incorreciones atroces cada día y se pasen por alto.
Pues mirad, prefiero estar en ese mundo de "locos" que no en el
estandarizado que personalmente creo que está en el grado máximo de
locura.
Escrito por María del Río.
martes, 18 de abril de 2017
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