Por un maldito botón del lavavajillas por fin sé el motivo de mi insomnio.
Bueno, quizás ya lo sabía pero me forzaba a no querer saberlo.
Por no sufrir quizás.
Sí, así me siento.
Con un "marcha" y de repente un "paro" por imposición.
Y es que hoy he puesto un lavavajillas tan sólo por pensar que había platos, cubiertos y ollas que hemos utilizado los dos.
Sí, utensilios en los que hemos desayunado, comido y cenado dos personas.
Puedo pensar que hoy mi locura me ha invadido. Pero es tan sólo (y tan
mucho) que la respuesta a todo esto es que no me gusta echar de menos.
Me gustaría echarte de más y acabar un poco harta de ti y salir a la
calle a airearme para perderte de vista. Y volver al cabo de 10 minutos,
abrazarte y decirte que ya se me ha pasado ese hartazgo porque te
añoraba.
Pero no. No puedo hacer eso.
Por mucho que apriete el
botón de "marcha" no apareces y tengo que conformarme con imágenes y
recuerdos que hagan que la espera sea más amena.
No es queja. No es necesidad. No es dependencia.
Es apetencia de que estés. En silencio o hablando.
Pero que estés.
Y ahora sacaré los platos porque se ha encendido el botón de "paro".
Ese maldito estado al que nos hemos acostumbrado para coger con más
impulso y ganas los días que estás y haces más feliz esta casa.
Nuestra casa.
Escrito por María del Río.
martes, 18 de abril de 2017
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