visitas

martes, 18 de abril de 2017

El Lavavajillas

Por un maldito botón del lavavajillas por fin sé el motivo de mi insomnio.
Bueno, quizás ya lo sabía pero me forzaba a no querer saberlo.
Por no sufrir quizás.
Sí, así me siento.
Con un "marcha" y de repente un "paro" por imposición.
Y es que hoy he puesto un lavavajillas tan sólo por pensar que había platos, cubiertos y ollas que hemos utilizado los dos.
Sí, utensilios en los que hemos desayunado, comido y cenado dos personas.
Puedo pensar que hoy mi locura me ha invadido. Pero es tan sólo (y tan mucho) que la respuesta a todo esto es que no me gusta echar de menos.
Me gustaría echarte de más y acabar un poco harta de ti y salir a la calle a airearme para perderte de vista. Y volver al cabo de 10 minutos, abrazarte y decirte que ya se me ha pasado ese hartazgo porque te añoraba.
Pero no. No puedo hacer eso.
Por mucho que apriete el botón de "marcha" no apareces y tengo que conformarme con imágenes y recuerdos que hagan que la espera sea más amena.
No es queja. No es necesidad. No es dependencia.
Es apetencia de que estés. En silencio o hablando.
Pero que estés.
Y ahora sacaré los platos porque se ha encendido el botón de "paro".
Ese maldito estado al que nos hemos acostumbrado para coger con más impulso y ganas los días que estás y haces más feliz esta casa.
Nuestra casa.

Escrito por María del Río.

No hay comentarios:

Publicar un comentario