"Escríbeme un WhatsApp cuando hayas llegado a casa vale?".
Esta es la frase más recurrente cuando salgo por la noche y segura estoy que para muchas mujeres.
Y sí, no lo voy a negar.
Muchas veces he vuelto a casa con miedo y eso que vivo en un barrio céntrico de Madrid.
Miedo a cualquier ruido.
Cualquiera.
Terror de los pasos ajenos.
Acojone cuando creo que ese ruido se acerca cada vez más a mi.
Y cambio de acera, bajo la mirada y mis pasos se aceleran. Y lucho porque no se me note.
Y en la mano izquierda voy con el teléfono a punto para llamar a uno de mis mejores amigos que vive muy cerca mío.
Y en todo ese trayecto seguro que me topo con tíos que vuelven a su casa sin más pero los veo enemigos de repente.
Y seguro que se sienten mal por crear inconscientemente ese miedo.
Y mejor que no digan nada en ese momento porque entonces salgo corriendo acojonada.
Y llego a casa.
Miro hacia atrás, meto la llave y cierro rápidamente. Pero me queda el portal. Y subo corriendo hasta respirar ya en mi casa.
Esta es la sensación que toda mujer ha vivido en algún momento al volver a su casa.
Si bien algunos días vuelvo a casa tranquila, con lo que ha pasado hoy, voy a volver acojonada de ahora en adelante.
Porque me siento desprotegida.
Porque me siento desamparada.
Porque me siento vulnerable.
Porque me siento impotente.
Porque me siento desesperanzada.
Porque si me resisto a lo mejor me matan.
Y si no lo hago, he consentido que hagan conmigo lo que quieran.
Hoy siento indignación, tristeza y miedo.
Mucho miedo.
Y Asco.
Mucho Asco Justicia Española por tu injusticia a todas las MUJERES.
Basta ya joder.
Escritopor María del Río.
jueves, 26 de abril de 2018
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