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martes, 10 de abril de 2018

Disolución

Tan sólo hacía falta llegar a ese verbo.
Reconocer.
Reconocer que el viento cambió las tornas.
Cómo es el corazón de cambiante.
Pusilánime y Valiente. Y viceversa. Así todo el rato.
Ya no quería manta ni sentirse como un bebé al que cuidar.
Quería que la desnudaran, unirse con la otra persona y luego disolverse.
Tan sólo haría falta poner en marcha la turbina de su energía y alcanzar la plenitud yendo en busca de él.
Hubiera ido en globo pero la ayuda de una amiga lo hizo todo más fácil.
Una noche noctámbula junto a ella hizo que reconociera sus secretos más sinceros.
Y estaba claro.
Su lugar ahora era en una ciudad con palmeras y agua. Mucha agua.
Llegó.
Y su deseo se cumplió.
Se unió.
Y después se disolvió.
Escrito por María del Río.

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