Cuántas ganas te tengo.
No lo sabes.
Ganas de que me des el primer espasmo de golpe con tu fría saliva.
Ganas de que me lo des otra vez con tu ya saliva caliente.
Ganas de que me roces sin que me de cuenta para luego arrastrarme hasta el fondo. Muy al fondo.
Ganas de que me sorprendas como siempre haces.
Ganas de recorrerte de arriba a abajo y viceversa.
Ganas de que me cures como tú sabes.
Ganas de que me tranquilices para luego huracanarme todo el cuerpo con tu temperamento.
Ganas te tengo sí, mi querido Mar.
Escrito por María del Río.
martes, 3 de abril de 2018
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