el Cura
no buscó
la paz
dentro del Monasterio.
Lo hizo
fuera.
Y encontró
la Sal de la Vida.
Ai...Dios Mío
ya
siento
que el cura
dejara
de serlo
en cuanto traspasó
la puerta.
Y es que no me extraña.
Estoy siendo
sarcástica.
Y en este caso
me gusta serlo.
Escrito por María del Río.
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