sabía
como estaba.
Había decidido
no
mostrarlo
sobre un escenario.
Y es que
la vida
muchas veces
no juega a tu favor.
Hoy
su vida
acariciaba
contrastes.
En unos segundos
haría
lo que más le gustaba.
Pero también
en unos segundos
anteriores
había sufrido
un desencuentro.
Contrastes.
En mitad
del concierto
el sudor
era doble.
El primero
era
porque lo estaba
dando
todo
a su público.
Se lo merecían.
Y él también.
El segundo
era un sudor
tembloroso.
No estaba
ella.
Y buscaba
su mirada.
Una mirada
de "órbita"
la llamaba él.
Acabó
el concierto
y
él
seguía
recorriendo
con sus ojos
al público.
No la vió.
Pero ella sí.
Y esta
vez
provocaría
un encuentro
en toda regla.
Los dos querían.
Sí.
Escrito por María del Río.
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