No.
No lo era.
Al menos para él.
Un individuo
de trazado
limpio
elegante
pícaro
y
práctico.
Era su lugar
para desordenar su cabeza
y quizás después
ordenarla
otra vez.
Decían
que era un Callejón Superfluo.
Pero para él
era imprescindible.
Escrito por María del Río.
domingo, 30 de mayo de 2010
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