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domingo, 30 de mayo de 2010

¿Superfluo?

No.

No lo era.

Al menos para él.

Un individuo

de trazado

limpio

elegante

pícaro

y

práctico.

Era su lugar

para desordenar su cabeza

y quizás después

ordenarla

otra vez.

Decían

que era un Callejón Superfluo.

Pero para él

era imprescindible.

Escrito por María del Río.

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