Él consiguió algo.
Que apareciera una nueva fruta en el Mercado.
Pero no era extensible.
Era sólo para el Mercado de su Vida.
De su ser.
Tras conseguir tal hazaña
se sentó.
Y recordó
ese momento.
Una Isla.
Su Isla.
Se despojó de todas las "cortezas"
de la Vida.
Se desnudó.
Un beso estaba por llegar.
Ella no lo sabía.
Él la miraba con anhelo y furia.
Ella seguía sin saberlo.
Los dos en esa Isla
y de momento no se encontraban.
Su boca estaba preparada.
No sabría
a mandarina
ni a fresa.
Tendría el sabor
de la mejor fruta.
Su aroma mezclado con el de ella.
Una fruta sin nombre
pero con el mejor sabor
para ser degustado
una y otra vez.
Así fue.
Los dos cuerpos
se encontraron.
Y las dos bocas quedaron atrapadas
con el sabor y la saliva
de una fruta diferente.
Su Fruta.
Adictiva Fruta.
Escrito por María del Río.
Que apareciera una nueva fruta en el Mercado.
Pero no era extensible.
Era sólo para el Mercado de su Vida.
De su ser.
Tras conseguir tal hazaña
se sentó.
Y recordó
ese momento.
Una Isla.
Su Isla.
Se despojó de todas las "cortezas"
de la Vida.
Se desnudó.
Un beso estaba por llegar.
Ella no lo sabía.
Él la miraba con anhelo y furia.
Ella seguía sin saberlo.
Los dos en esa Isla
y de momento no se encontraban.
Su boca estaba preparada.
No sabría
a mandarina
ni a fresa.
Tendría el sabor
de la mejor fruta.
Su aroma mezclado con el de ella.
Una fruta sin nombre
pero con el mejor sabor
para ser degustado
una y otra vez.
Así fue.
Los dos cuerpos
se encontraron.
Y las dos bocas quedaron atrapadas
con el sabor y la saliva
de una fruta diferente.
Su Fruta.
Adictiva Fruta.
Escrito por María del Río.
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