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miércoles, 24 de febrero de 2010

El Espejo Horizontal

Esa mañana

no fue como las demás.

Despertó

con un aire diferente.

Se sorprendió

pero no dejó pasar la oportunidad.

Y es que ya llevaba mucho tiempo

despertando

de manera automática

y sin nigún aliciente.

Esa mañana su espíritu

fue acorde

al tiempo meteorológico.

Casualidad no fue.

Fue sintonía.

Despertó

y dejó la pereza

para otros.

La tristeza

la donó a otro planeta.

El vacío

lo llenó con el mejor café arábico.

Lo ofusco

lo clareó

bañándose

con el mejor jabón de algas.

Después emprendería

un largo viaje.

Consistía en arrimarse

a la orilla del mar totalmente azul

y conseguir

verse en el horizonte.

Y lo consiguió.

Se vió reflejada

en esa línea donde el mar y el cielo

se besan

se abrazan

se miman

se ríen

y

ante todo

se entregan.

Consiguió ser

el Espejo Horizontal.

Escrito por María del Río.


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