Su Nombre no empezaba por A.
Empezaba por M.
Un día
presenció algo.
Algo que no tenía nombre
pero sí
color
altura
carácter
ternura
y
valentía.
Rápidamente decidió
que iba a ser Su Mundo.
Su Alma
se desprendió
de torceduras y heridas.
Le dió amor del de verdad.
Ese Amor que lo calientas a fuego lento.
Y lo dejas reposar acompañándolo de cuidados y mimos
para luego degustarlo con anhelo, gracia y encanto.
Su Mundo ahora llevaba la letra "A".
Las demás letras del abecedario
las iría conociendo
poco a poco
y todas con mimo y respeto.
Volvía a empezar.
Volvía a respirar.
Y es que nunca es tarde
para reconocerse.
Escrito por María del Río.
lo leo, vuelvo a leerlo y de nuevo otra vez, me gusta, me eriza la piel y al releerlo me dice muchísimas cosas, me hace pensar...
ResponderEliminarMaría me has tocado y dado mucho "con sólo 4 palabras" haces maravillosos malabares.
GRACIAS... TE ABRAZO FUERTE FUERTE Y TE SIGO ESCUCHANDO
¡¡Qué maravilla Mary!! Sigues sorprendiéndome con tus relatos.
ResponderEliminarA mi también me has tocado mucho con esto.
Un besazo
Me ha encantado!!!!
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