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domingo, 12 de junio de 2011

PARIS-TEXAS

No voy a escribir

ni sobre el maravilloso

Wim Wenders

ni sobre su inquietante

película.

Voy a escribir

sobre algo

más contundente.

Más si cabe.

¿Quién lo hubiera dicho?

Ahí estaba él

en una carretera de Texas

después de haber pasado

dos largas y excitantes noches

en un habitación de hotel en París

con una mujer atractiva

por activa y por pasiva.

Sí.

Podría decirse que era un clon

de Nastassja Kinski

pero no era actriz.

Era fotógrafa.

Pues bien.

Esas noches pasaron

y ella se fue a Texas

para fotografiar el color rojizo de ese Estado.

Él jamás hubiera pensado

que acabaría montado en un avión

en busca de una mujer.

Pero ella lo valía.

No hubo amor.

Pero se saboreaba algo parecido.

Y ahí estaba él.

En una carretera de Texas

refugiado en una gasolinera

a causa de una  lluvia repentina.

Cuando el sol apareció de nuevo

y el color rojizo del paisaje volvió a cobrar protagonismo

esperó.

Sería la mejor acampada que haría.

En el centro de la carretera

esperando

a que en cualquier

momento

una cámara Polaroid

le capturara.

Escrito por María del Río.

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