Eran reyes.
Lo de príncipe y princesa
les sabía a poco.
Y es que no es para menos.
Eran los Reyes
del mejor campo de cebada.
No tenían
suelo para dormir.
Y estaban hasta el cuello
de deudas.
Pero no tenían
miedo a nada.
No había nada protocolario
en sus vidas.
Simplemente
disfrutaban
con los mínimos detalles.
Hoy se habían
inventado
ser los Reyes de la Cebada.
Mañana lo serían
de otra cosa.
Escrito por María del Río.
Lo de príncipe y princesa
les sabía a poco.
Y es que no es para menos.
Eran los Reyes
del mejor campo de cebada.
No tenían
suelo para dormir.
Y estaban hasta el cuello
de deudas.
Pero no tenían
miedo a nada.
No había nada protocolario
en sus vidas.
Simplemente
disfrutaban
con los mínimos detalles.
Hoy se habían
inventado
ser los Reyes de la Cebada.
Mañana lo serían
de otra cosa.
Escrito por María del Río.
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