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domingo, 28 de marzo de 2010

La Mejor Obsesión

Desde bien

pequeño

soñaba

con lo mismo.

Crecía

y en sus sueños

aparecía ese deseo.

Una delicia de deseo.

Se convirtió en una obsesión.

Pero una obsesión

que no dañaba

que no consumía

que no le dejaba anémico

que no le alcoholizaba

que no le arrastraba.

No temía

al fracaso.

Ni tampoco

tenía gran esperanza.

Simplemente

el poder soñarlo

ya era mucho.

Y el poder

imaginárselo

con su Harinezumi

también.

Y sí.

Quizás sería

su ideal de vida.

Pero no le importaba

no poder consumarlo cien por cien.

Y es que poder andar

sobre el Mar

a

la vez

que por el asfalto

es una utopía.

Pero qué gran utopía.

Sin duda alguna es

la Mejor Obsesión.

Escrito por María del Río.

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