Hoy el cuadro
lloraba.
Y es que aunque fuera
un cuadro de Van Gogh
también
tenía días malos.
Hoy
su "andar"
era melancolico.
El mapa de su vida
le había separado
de otro calzado.
El cuadro
de al lado
lo habían vendido.
Y es que el propietario de la Galería
no sabía
que se querían
y mucho.
Hoy
los Sonidos
eran diferentes.
Eran sollozos constantes.
Ojalá el comprador
sienta esa separación
y venga
a comprar
esta delicia de cuadro.
Y así
poder ver
ese
abrazo
tan querido
entre esas dos obras de arte.
Escrito por María del Río.
...me gusta.
ResponderEliminar:)
Siempre he pensado que los cuadros tienen algo especial, una vida secreta cuando los museos cierran sus puertas.
Gracias!
muas!
Lindo!
ResponderEliminar