El aire frío no me provoca malestar sino disfrute.
Por primera vez tengo calor. Calor del bueno.
Y tengo voz. Casi como la de un cantante.
De repente me caigo. Pero porque quiero.
Me gusta levantarme una y otra vez.
Aprendo y desaprendo.
Todo mi cuerpo se mueve como nunca lo ha hecho.
Sí, hoy he dejado que toda yo sea yo.
Y que bien que sea así.
Todo esto parece un sueño y quizás así sea.
Pero mañana mismo me apunto a clases de equitación para que todo esto sea real.
Perdón. Corrijo. Mañana no.
Hoy.
Esa es la cuestión.
Escrito por María del Río.
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