Cada vez que veo esta foto me acuerdo de las luchas que tenía con mi
abuela por no querer ponerme esos vestiditos. Lloraba y mucho. Yo lo
único que quería era que pasara ese momento de princesita y que madre me
volviera a poner mis petos de pana gorda, mis jerseys de lana de
colorines y mis zapatillas con velcro. Y ser traviesa. Muy traviesa.
Pero mi abuela tenía un alto poder de convicción y la quería con locura.
Y por esto último dejaba que fuera su princesa durante unas horas.
Escrito por María del Río.
lunes, 17 de agosto de 2015
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