Él.
Tiene frío.
Enciende la calefacción.
Pero le apetece comer algo frío.
Come endibias.
No quiere luz.
Tan sólo la de la bombilla del pasillo.
Y ella le mira.
Y se queda embobada
con la gracia de él.
El cigarro se consume lentamente
y la ceniza se acumula.
Y es que ella
podría estar mirándole
tanto tiempo
que las estaciones
pasarían
y no se daría ni cuenta.
Es lo que tiene
tener arte para observar...le.
Escrito por María del Río.
Me gusta :)
ResponderEliminar