Desde pequeña
tuvo claro
que su paraíso predilecto
era Formentera.
Quizás por su color turquesa.
Pero un día
al echarse una siesta
soñó
que estaba en otro paraíso.
Un paraíso más íntimo.
Jamás hubiera pensado
que su interior
fuera tan apacible.
Libre de sombras y entrañas.
Desde ese día
se quiso más.
Y no es para menos.
Se había encontrado.
Y eso le pasa a muy pocas personas.
Escrito por María del Río.
El despertar de la lucidez puede no suceder nunca pero cuando llega, si llega, no hay modo de evitarla. Y si llega, se queda para siempre...
ResponderEliminarI (corazón) formentera