Menuda sorpresa
se llevó ella
cuando
después de una noche
de risas, complicidad, tabaco y alcohol
él le dijo
"cuídate".
Sí.
Ella se llevó una sorpresa.
Pero pensó...
"lo que se pierde él".
Pudo dormir esa noche.
Y a rienda suelta además.
Y encima se despertó
con sol.
No se podía engañar.
Le dolió
esa especie de rechazo.
Pero no impidió
que se fuera al Mediterráneo.
Y ese viaje corto
en un principio
se alargó.
¿El motivo?
Pues que un hombre hecho y derecho
la conoció
y esa vez no le dijo a la cara un
"cuídate".
Sino un "quédate".
Así lo hizo.
Pero aquí no acaba la historia.
El otro chico
la buscó.
Pero ya era demasiado tarde.
Y es que la espera había sido larga
y
si uno no arriesga
puede suceder eso.
A veces.
Escrito por María del Río.
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