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domingo, 23 de enero de 2011

El Desencanto Reparable

Menuda sorpresa

se llevó ella

cuando

después de una noche

de risas, complicidad, tabaco y alcohol

él le dijo

"cuídate".

Sí.

Ella se llevó una sorpresa.

Pero pensó...

"lo que se pierde él".

Pudo dormir esa noche.

Y a rienda suelta además.

Y encima se despertó

con sol.

No se podía engañar.

Le dolió

esa especie de rechazo.

Pero no impidió

que se fuera al Mediterráneo.

Y ese viaje corto

en un principio

se alargó.

¿El motivo?

Pues que un hombre hecho y derecho

la conoció

y esa vez no le dijo a la cara un

"cuídate".

Sino un "quédate".

Así lo hizo.

Pero aquí no acaba la historia.

El otro chico

la buscó.

Pero ya era demasiado tarde.

Y es que la espera había sido larga

y

si uno no arriesga

puede suceder eso.

A veces.

Escrito por María del Río.

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