Los días de lluvia deberían ser para escucharla y no pasearla.
Para aprovechar la cama acariciando y disfrutando.
Para no pensar en nada.
Para silenciar el tiempo que quieras.
Para comer lo que más te apetezca.
Para que todo esto que estoy diciendo se hiciera realidad y no tuviera
que aguantar que un coche me ha calado entera en la calle.
Escrito por María del Río.
sábado, 3 de marzo de 2018
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