Esos días en lo que...
Sin saber por qué te ves batallando contigo misma y no llegas a ningún acuerdo.
Y te enfadas más claro.
Hasta que llega el día en que caes en la cuenta, como si de repente fueras una niña y descubrieras todo, que no eres tú.
Es la maldita hormona que hace de las suyas y te confunde y reconfunde.
Y acabas hablando con ella y le dices: Tía vale ya. Haz tu labor y
déjame tranquilita un rato, que ya me has hecho dar una mala
contestación al de la tienda de al lado, discutir con el semáforo en
rojo, llorar con un anuncio de un banco (Sí, un puñetero banco! ) y me
has hecho comprar chorizo que no me gusta pero parece ser que a ti si.
En fin, no pretendo ser un anuncio antievax pero si encontrar un punto
en común en la que tú, hormona, y yo entablemos una relación no ya de
amigas, sino cordial. Más que nada porque cada 28 días nos vamos a tener
que ver y aunque no te caiga bien, si te empeñas, verás que soy una
tipa sociable y sencilla. No seas tan rebuscada y disfruta de la vida
señorita hormona.
Atentamente,
María.
Escrito por María del Río.
jueves, 28 de julio de 2016
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