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domingo, 17 de enero de 2016

ANGST

Me pregunto cuántos tipos de miedos puede llegar a tener el ser humano.
No sé la cantidad exacta pero si sé que son infinitos.
Yo los clasifico en dos.
Los reconocidos y los escondidos.
Y como a mi me gusta la complejidad, hablaré del segundo tipo.
Hoy en día, reconocer que se tiene miedo por algo, denota que no eres fuerte.
Menuda tontería.
Tener miedo denota sentir y no deberíamos esconder eso.
Y me incluyo. Pero desde hace algún tiempo lucho porque así no sea.
Así que me lanzo con todas las de ganar y os regalo a modo de escritura algunos de mis miedos.
Miedo a ser rechazada.
Miedo a no saber.
Miedo a ser juzgada.
Miedo a decir no.
Miedo a fracasar.
Y ahí va mi preferido. Miedo a tener miedo.
Así, sin más, me doy cuenta que ya no son escondidos y son reconocidos.
Ahora sólo falta acercarse a ellos y pedirles una cita. Después, invitarles a una buena conversación y si hay feeling besarnos. Y de ahí empezar una relación sin ataduras pero repleta de risas y contoneos sensuales.
Y ahora os dejo que he quedado a las 20 horas con el sexto miedo citado.
Es el primero que me ha descolgado el teléfono y encima ha sido original.
Me ha hablado en alemán.
Y es que personalmente "miedo" en alemán como que me suena mejor.
Mañana os cuento que tal me ha ido la cita con él.
Con el sexto "Angst".
Escrito por María del Río.


viernes, 15 de enero de 2016

Frescura

Agua caliente que me cae sobre todo el cuerpo. A ratos la cambio a más fría para espabilarme. Siento que es como si buscara alguna cosa.
Y sí.
Lo que estoy buscando es no perder la frescura.
No perder la frescura de llorar. Pero no puedo.
Es entonces cuando me acuerdo de esa película ñoña  llamada "Holiday " en la que Cameron Diaz nunca consigue llorar porque está bloqueada. Y me consuelo pensando en el guionista que escribió eso.
A veces estamos tan empeñados en no mostrarnos sin corazas, que no dejamos que determinados estados anímicos muy necesarios, hagan su función.
Llorar no denota fragilidad.
Es un sentimiento tan necesario como otro.
Quizás es la ducha más larga que he tenido desde hace unos años. Y me ha sentado bien.
Al final he conseguido que las dos aguas se mezclaran sobre mi cuerpo.
La potable y la más salada.
La de mis lágrimas.
Pensaba que la había perdido.
Y no.
La frescura sigue ahí.
La de llorar pero la de reir también. 

Escrito por María del Río. 


















jueves, 7 de enero de 2016

Tan humano como Tú

¿Os habéis parado a pensar cuántas vidas nos perdemos por ser políticamente correctos?
Sí. Vergüenza a que nos vean como locos si entablamos una conversación con alguien por la calle o en el lugar que sea.
Nos cruzamos con infinitas vidas a lo largo del día y, no sé a vosotros, pero a mi algunas de ellas me inquietan y me crean curiosidad.
Me puede hipnotizar un rasgo de su físico como un simple gesto. Y es ahí cuando empiezo a imaginar qué historia hay detrás de esa persona. Quizás por eso desde pequeña me abstraigo con facilidad creando historias imaginarias.
Me he perdido muchas vidas pero las he imaginado para luego poder hacer una de mis grandes pasiones: escribir.
Y he ganado otras por haberme arriesgado y saltarme lo politicamente correcto.
Como hoy, que tomando un café en una calle de Madrid, una chica se me ha acercado a pedirme fuego. Intentaba disimular que estaba llorando y le tiritaban las manos. Es ahí cuando decides poder ayudar de alguna manera o no. Yo he decidido preguntarle qué le pasaba y que si necesitaba algo. Me ha respondido: "Mal de amores hija". Nos hemos acabado fumando un cigarro y le he conseguido sacar una sonrisa.
Llamádme loca. Sí. Pero a lo mejor la chica se ha ido un poco mejor a su casa y yo también.
Quitémonos corazas absurdas, sonríamos más y procuremos ayudar más al que tenemos al lado.
Al fin y al cabo es tan humano como tú.
Por cierto, la chica se llamaba Candela, uno de mis nombres preferidos.
Escrito por María del Río.

martes, 5 de enero de 2016

Día del Pimiento

Desde hace unos años la víspera de Reyes ya no son lo mismo para mi y mi familia.
Una madrugada del 5 de Enero murió mi Abuelo.
Se fue una persona a la que le debo gran parte de lo que soy porque me enseñó a que en la vida debemos de ayudar siempre al que tenemos al lado, a agradecer más y a sonreir sin parar.
Estas líneas no son de tristeza sino más bien de orgullo por haberlo tenido durante muchos años y que cada día que pasa lo sigo teniendo muy presente.
Sobre todo cuando voy a la frutería y veo pimientos. Siempre me sale una sonrisa.
Él era adicto a los pimientos rellenos de arroz que hacía madre. Jamás he visto a alguien degustar algo con tanto placer.
Hoy se me ha ocurrido comprar un pimiento verde y degustarlo a través de palabras.
¡Qué mejor homenaje y regalo que esto para una noche en que las ilusiones se palpan sin mesura en todas las casas!
Melancolía. Sí. Pero alegría también, porque yo cuando se van personas a las que quiero no las olvido. Tan sólo las difumino.
¡Feliz Día de Reyes queridos! Y para mi ¡Feliz día del Pimiento!
Escrito por
María del Río.




domingo, 3 de enero de 2016

HOY

Galopo sin rumbo fijo desnuda.
El aire frío no me provoca malestar sino disfrute.
Por primera vez tengo calor. Calor del bueno.
Y tengo voz. Casi como la de un cantante.
De repente me caigo. Pero porque quiero.
Me gusta levantarme una y otra vez.
Aprendo y desaprendo.
Todo mi cuerpo se mueve como nunca lo ha hecho.
Sí, hoy he dejado que toda yo sea yo.
Y que bien que sea así.
Todo esto parece un sueño y quizás así sea.
Pero mañana mismo me apunto a clases de equitación para que todo esto sea real.
Perdón. Corrijo. Mañana no.
Hoy.
Esa es la cuestión.
Escrito por María del Río.