Desde ese
instante entendió todo. Un instante
sin tacto. Le tocó sin ganas y le
vino a la memoria la primera noche que
pasó con él. Una noche lejana pero no
borrosa. Una noche que parecía poco
importante pero que después se alargó durante 5 años. Y es que nunca sabes lo
que los instantes pueden provocar. En
este caso provocó un huracán de emociones que hoy y seguramente mañana ya no provoquen ni brisa. Le dejó de querer.
Escrito por María del Río.
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