Nací
nerviosa (en 10 minutos), crecí nerviosa por aprender en todo lo que se
me ofrecía y veía y maduré con un manojo de nervios en mi mano.
Por lo
menos, escribir me tranquiliza y en mi otra mano tengo un manojo de
tranquilidad para compensar.
Escrito por María del Río.
domingo, 15 de junio de 2014
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