Yo que soy una observadora empedernida siempre lo he pensado.
Desde bien pequeña me gustaba eso de sentarme en un banco y evadirme mirando a la gente, en sus gestos, su vestimenta, sus andares y sus voces (sin rozar el cotilleo).
Me divertía (y sigo haciéndolo) imaginarme historias ficticias de la gente que pasaba delante mío.
Pues bien hoy voy a hablar de los saludos. De las despedidas hablaré otro día.
Uno de mis saludos preferidos es el de una madre o padre con su hijo pequeño. Son la felicidad plena.
Ese tipo de saludos siempre se funden en un abrazo más que sentido y el niño vuela mientras abraza a su padre o madre.
Estos saludos varían con la edad. Sobre todo si se ha producido un divorcio complicado. Aquí los saludos entre padre/madre e hijos son distantes en muchas ocasiones. Y se transforman en dos besos cordiales o ni eso en algunos casos.
Otro saludo es el de los políticos. Es un saludo de mano normalmente muy hipócrita. Estos saludos no me gustan. Son saludos cordiales a la vez que vacíos.
Por no hablar de ese saludo de una época (no muy lejana) muy dura en España y otros países que se cantaba. No digo más sobre este saludo. Es bien conocido.
El saludo de una primera cita es entrañable por la timidez y torpeza que comporta.
El de los hip hoperos es complicadísimo pero me encanta. Hacen una serie de malabares con las manos y los dedos y acaban en un abrazo contundente.
El saludo que más me gusta es quizás el de una pareja (impulsiva, sin tabús y pizpireta) totalmente encoñada en el que la chica salta y rodea sus piernas a su querido más el posterior beso en los morros. Ese lo experimenté varias veces y me daba la vida!
Los de un mercado de los de toda la vida entre cliente y vendedor me enternecen y me alegran. Y a veces hasta te cae un piropo, que la verdad nunca viene mal.
Saludos que me entristecen es el de una pareja que va a romper o que ya ha roto. Esos son duros.
Los saludos de buena mañana al entrar al trabajo son somnolientos y casi sin mirarse a la cara.
Otro que me entristece es el de un funeral. Esos son difíciles de digerir porque no sabes bien bien lo que hacer. Normalmente se abraza y se toca la mejilla.
Los que se porducen después de una función de teatro, un estreno o un concierto son gratificantes y a la vez aterradores sobre todo si es con un crítico que sabes que al día siguiente va escribir sobre lo que has hecho.
Luego los hay que no apetecen pero nada. Veáse el de saludar en un banco,en Hacienda o en el INEM. Esos se te atragantan.
En fin, podría estar toda la noche escribiendo sobre tipos de saludos pero me tengo que despedir para saludar a la rica cena que me acabo de preparar.
Buenas noches.
Escrito por María del Río.
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