No había llorado.
Más bien
había disfrutado.
Eso se notaba
a juzgar por su cara
y ese rimmel corrido.
Estaba relajada.
Y eso no es tan fácil
después
de un encuentro sexual.
Hay "afters" desastrosos.
Este fue un "after"
adictivo
y
hasta
un poco delictivo.
Escrito por María del Río.
Soy un delincuente habitual.
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