La Nostalgia
estaba cada día en sus sueños.
Cada día.
Ya fuera en una siesta
o después de un largo día de trabajo.
Era curioso
porque siempre soñaba lo mismo.
Tan sólo
tenía que hacerlo realidad.
El miedo era el culpable.
Y es que las ganas de descubrir
todo ese placer
era tentador
pero también aterrador.
Por eso del rechazo y otras corazas varias.
Y es que despojar inseguridades no es fácil.
Pero ese día llegó.
Y que bien que fuera así.
Empezó a soñar despierta
y a vivir
algo que se merecía desde hace tanto tiempo.
Bendita su realidad soñada!
Escrito por María del Río.