Se había
ido al Mar
buscando soledad.
Y la encontró.
¿Cuánta paz?
Tanta
que no se lo creía.
¿Cuánto disfrute?
Todo.
Y es que el Mar
es el mejor antídoto para todo.
Una llamada repentina
vibró en el móvil de él.
Sí.
Lo tenía encendido
a pesar de querer soledad.
Nunca se sabe
lo que puede pasar.
Aceptó coger esa llamada.
Y con una sonrisa encima.
Era ella.
Y él le dijo
un rotundo
SÍ.
Y es que la amistad
que tenían
rompía moldes.
Les esperaba
un viaje por ese Mar
cálido.
La soledad no se truncó para él.
Y es que silencios
con ella podía tener todos.
Fue en busca de ella.
Con una sonrisa que decía todo.
Ni más ni menos.
Escrito por María del Río.
ido al Mar
buscando soledad.
Y la encontró.
¿Cuánta paz?
Tanta
que no se lo creía.
¿Cuánto disfrute?
Todo.
Y es que el Mar
es el mejor antídoto para todo.
Una llamada repentina
vibró en el móvil de él.
Sí.
Lo tenía encendido
a pesar de querer soledad.
Nunca se sabe
lo que puede pasar.
Aceptó coger esa llamada.
Y con una sonrisa encima.
Era ella.
Y él le dijo
un rotundo
SÍ.
Y es que la amistad
que tenían
rompía moldes.
Les esperaba
un viaje por ese Mar
cálido.
La soledad no se truncó para él.
Y es que silencios
con ella podía tener todos.
Fue en busca de ella.
Con una sonrisa que decía todo.
Ni más ni menos.
Escrito por María del Río.
¡Qué bonito! (ni más ni menos)
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