sábado, 11 de diciembre de 2010
viernes, 10 de diciembre de 2010
TRES
Tres despertares.
Anhelos diferentes
El primero
quería una mañana mordiente.
El segundo
quería una mañana con estruendo.
El tercero
quería una mañana cotidiana.
El primero
tuvo a quién morder
con toda la pasión
que conlleva eso.
El segundo
tuvo estruendo.
Pero del bueno.
Estruendo del Mar.
El tercero
desayunó café con tostadas.
Los tres consiguieron tener
la mañana soñada.
Una brisa mañanera.
Cuando llegara la noche
coincidirían
en un escenario.
Y no por casualidad.
Allí desplegarían
una energía
inconfundible.
La llamada
"Energía Havalina".
Después se tomarían
unas cervezas
(uno de ellos una Pillsner)
y
se contarían sus despertares.
Siempre era así.
Un ritual delicioso.
Escrito por María del Río.
Anhelos diferentes
El primero
quería una mañana mordiente.
El segundo
quería una mañana con estruendo.
El tercero
quería una mañana cotidiana.
El primero
tuvo a quién morder
con toda la pasión
que conlleva eso.
El segundo
tuvo estruendo.
Pero del bueno.
Estruendo del Mar.
El tercero
desayunó café con tostadas.
Los tres consiguieron tener
la mañana soñada.
Una brisa mañanera.
Cuando llegara la noche
coincidirían
en un escenario.
Y no por casualidad.
Allí desplegarían
una energía
inconfundible.
La llamada
"Energía Havalina".
Después se tomarían
unas cervezas
(uno de ellos una Pillsner)
y
se contarían sus despertares.
Siempre era así.
Un ritual delicioso.
Escrito por María del Río.
lunes, 6 de diciembre de 2010
domingo, 5 de diciembre de 2010
Y como la querían.
Sí.
No sabeis cuánto.
Cuando nació
las olas se enamoraron de ella.
Con ganas y garra.
En Fuerteventura
el viento y las olas
siempre están a la orden del día.
Pero el día que nació ella
las olas enloquecieron
y ya jamás pudieron ser libres.
Se rindieron a sus pies.
Y a su pelo moreno.
Y a su mirada irresistible.
A todo.
Fue algo jamás visto.
Las olas sintieron
lo que es querer a alguien de verdad.
Tenían alma.
Los surfistas no entendían nada.
Las olas se movían de un lado para otro
con excitación.
Llegó un día
que ella se marchó.
El motivo fue grande.
El Cine Español
también se había enamorado de ella.
Y es que no es para menos.
Las olas entristecieron
pero por poco tiempo.
Ella era fiel a su tierra y a su agua.
Escrito por María del Río.
No sabeis cuánto.
Cuando nació
las olas se enamoraron de ella.
Con ganas y garra.
En Fuerteventura
el viento y las olas
siempre están a la orden del día.
Pero el día que nació ella
las olas enloquecieron
y ya jamás pudieron ser libres.
Se rindieron a sus pies.
Y a su pelo moreno.
Y a su mirada irresistible.
A todo.
Fue algo jamás visto.
Las olas sintieron
lo que es querer a alguien de verdad.
Tenían alma.
Los surfistas no entendían nada.
Las olas se movían de un lado para otro
con excitación.
Llegó un día
que ella se marchó.
El motivo fue grande.
El Cine Español
también se había enamorado de ella.
Y es que no es para menos.
Las olas entristecieron
Ella era fiel a su tierra y a su agua.
Escrito por María del Río.
sábado, 4 de diciembre de 2010
miércoles, 1 de diciembre de 2010
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