visitas

sábado, 25 de enero de 2014

La Edad No Perdona.

Sí. Así es. La edad no perdona. Pero no en sentido negativo o al menos así lo veo yo. El tiempo hace que vayas moldeándote siguiendo las arrugas que van apareciendo. Yo no rechazo a esas líneas que tanta gente quiere hacer desaparecer con botox y demás potingues. Yo las ensalzo escribiendo sobre ellas. Y es que cada arruga tiene una historia que has pasado y no se merece ser borrada porque eso es lo que te define. No todas las marcas de tu vida son buenas pero el paso del tiempo se encarga de amainar ese dolor que tanto te pesó en algún momento de tu vida.
Así que yo me tomo la vida así. A cada arruga o imperfección le doy un título y una historia y juntando todas ellas tienes tu biografía personal e intransferible.
Hoy elijo una arruga que tengo en la comisura de mi boca. Sí. Hace años que la tengo. Hoy he decidido darle el protagonismo que se merece. Demasiado dormida la he tenido. A esa arruga la he llamado "Riesgo a ser Feliz". Hace ya más de 10 años fui estudiante en la facultad de derecho. Nunca me atrajo esa carrera pero la acabé con toda la fuerza de voluntad que eso conlleva. A día de hoy me quedo con la cultura que aprendí y con dos historias paralelas y amorosas que me atraparon al instante. Lo más contradictorio de todo esto es que hasta al cabo de bastantes años no me dí cuenta de lo intensas que llegaron a ser. El motivo pudo ser la falta de madurez o simplemente a no querer arriesgarme a ser feliz.
Lo que sí sé a día de hoy es que fueron dos historias dignas de recordar pero inacabadas, una no queriendo por ambas partes y la otra fue porque huí de la manera más cobarde.
Y ahora recorriendo esa arruga veo que el tiempo es férreo en sus agujas pero sí puedo hablar de ello con una sonrisa melancólica que no es poco.
Escrito por María del Río.

sábado, 18 de enero de 2014

La Carcajada


Placeres hay muchos pero quizás uno de mis preferidos sea el de reírme. Con carcajada. Ese momento en el que rompes a reir y casi no puedes respirar y no puedes buscar la complicidad de la persona que tienes delante porque está en la misma situación que tú. Risa y carcajada desmesurada.
En mi familia esto sucede muy a menudo. Sobre todo con mi madre. Es cómica y espontánea de nacimiento. Me contagia su risa hasta por teléfono. Y no sólo a mí sino a todos los que la rodean. Bendita Risa. Bendita Carcajada. Bendita mi Madre!
Escrito por María del Río.