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sábado, 8 de diciembre de 2012

GIROS.

Tras una noche de risas, copas y buena música, decidió irse a casa. Al día siguiente le esperaba un día lento y burocrático en la cola del paro.
En el trayecto hacia su casa notó que sus pasos iban acordes a otros. No se asustó. Es más, se paró y se giró. Jamás hubiera imaginado que esos pasos tuvieran la planta de aquel hombre tan atractivo. Sin mediar palabra se besaron y follaron en medio de la calle. Después prosiguió su camino hacia casa. No se sintió sucia. Más bien gratificada.
Había cumplido una de sus fantasías sexuales.
Escrito por María del Río.

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