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lunes, 31 de enero de 2011

Le pasó.

Desde pequeña

tuvo claro

que su paraíso predilecto

era Formentera.

Quizás por su color turquesa.

Pero un día

al echarse una siesta

soñó

que estaba en otro paraíso.

Un paraíso más íntimo.

Jamás hubiera pensado

que su interior

fuera tan apacible.

Libre de sombras y entrañas.

Desde ese día

se quiso más.

Y no es para menos.

Se había encontrado.

Y eso le pasa a muy pocas personas.

Escrito por María del Río.

1 comentario:

  1. El despertar de la lucidez puede no suceder nunca pero cuando llega, si llega, no hay modo de evitarla. Y si llega, se queda para siempre...

    I (corazón) formentera

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