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miércoles, 23 de junio de 2010

Un Marco Diferente

No era

la casa

de un príncipe.

Aparentemente

era una casa en ruinas.

Repito.

Aparentemente.

No había colores

en esa casa.

Y

es que no hacía

falta.

Ella ponía

el rojo

y el blanco.

Tampoco

había habitaciones

ni espejos.

Tampoco

hacía falta.

Él

sabía

que era la mejor casa

dónde había vivido.

Y es que

despertarse

y ver

la mejor

obra de arte

delante suyo

era más que suficiente.

Era

ella.

Su Mujer.

Dentro

de un Marco Diferente.

Sin duda alguna

el Mejor Marco.

Escrito por María del río.

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