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miércoles, 6 de enero de 2010

Pelirroja III

Una noche

tuvo un impulso.

Quería ser innecesaria.

Quería probar esa sensación.

Ese miedo

a no sentir ni padecer.

Era un reto.

Le costó.

Y es que no es para menos.

Era bastante imposible

conseguirlo.

Los que rodean

a la Pelirroja

sienten

una necesidad

imperiosa

de tenerla cerca.

Necesidad gratificante

que no dependencia.

Finalmente

vió que no lo conseguiría.

Y qué bien que fuera así.

Era un reto innecesario.

El motivo

del impulso

era una sobredosis

de té rojo y nicotina.

Una paranoia momentánea

que no volverá a suceder.

Pelirrojas no hay muchas

y menos tal y como es ella.

Única.

Ella es así.

Y yo se lo agradezco día a día.

Escrito por María del Río.

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