Un día decidió
dar un vuelco
a su vida.
Se agarró
a lo que más amaba.
Escribir
versos a su manera.
Teniendo
la libertad absoluta
para plasmar
todo lo que se le antojaba
sin tener ambición
mayor
que la de ser
un Errante Eterno.
Y
así fue.
Lo consiguió.
Se
hizo Obrero de su Vida.
Y es que no necesitaba
grandes riquezas.
Sólo necesitaba
quererse
escribir
viajar
observar
y
a su lado
sus seres más queridos.
Escrito por María del Río.
Hola María, como bien te puedes figurar, no he caído en tu blog por casualidad, sino hábilmente guiado por un caballero de pelo cano, ojos claros y semblante afable que me ha llevado hasta aquí. Maravillado me tienes con esa creatividad desbordante que, a la espera de poder canalizarla en el ámbito de la interpretación, empleas en este blog. Prudencia, sin embargo, que a veces los blogs los carga el diablo y nadie sabe quién utiliza qué, y para qué. Al tanto del jueguecito de las palabras, me permito proponerte éstas cuatro: "tiempo, tiento, tino y timón". Me encantan las aliteraciones con la letra "t", tal vez porque me llamo Thomas.
ResponderEliminarUn beso
María.
ResponderEliminarCon gratitud compruebo la capacidad que tienes de construir una historia, adornada siempre de sutilezas, fotografías grises y películas en sepia. Las 4 palabras tenían un sentido, tu las conviertes en una realidad. Un beso enorme.
Iván.