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sábado, 19 de diciembre de 2009

Tijeras

Acurrucada en una bañera.

Desnuda y sin agua.

Tiembla.

Pero no de frío.

Es un temblor que grita.

Grita el verbo "Cambiar".

Su fina silueta se agita cada vez más.

Ella sabe que hay opciones.

Y escoge una.

La opción más inmediata y típica de toda mujer.

Ir a la peluquería.

Llega a ella.

Sentada de manera tímida.

Observa.

Y lo hace bien.

La culpa la tienen sus arrebatadores ojos azules.

Siente que todas las mujeres de esa peluquería

desprenden una seguridad implacable.

Y ella se siente diferente.

La peluquera se acerca a ella.

La mira extrañada y le pregunta...

¿A qué has venido?

Ella la mira fríamente a la vez que frágil.

No le consigue responder.

Está bloqueada.

La peluquera se niega a hacerle algo en el pelo.

Ella le suplica.

La "Mujer de las Tijeras"

se lo dice claramente.

No pienso cambiar

"la Revolución de Rizos" más hermosa que he visto en mi vida.

Ella llora por dentro.

Sale de la peluquería.

Ha entendido algo.

Ha aprendido a no tener miedo a saber quererse.

Será un proceso largo.

Su proceso.

Esta vez la peluquería

no ha utilizado las tijeras

y ha susurrado la gran idea de "empezar desde la raíz".

Ella lo ha entendido.

Ella lo ha agradecido.

Escrito por María del Río.

1 comentario:

  1. gracias por esa maravilla. sigue por favor haciendo metáfora de nuestros caminos. te quiero

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